miércoles, 13 de agosto de 2008

Nota1: Te lo dedico a ti Paula , y en memoria de mi mentor Gustavo Adolfo Becquer, cuyas leyendas y rimas, me han hecho levantarme de mi amargura, y creer más que antes.

Nota2:Es necesario, Paula y lector curioso, que conjunto a la lectura de este cuento, leáse luego la canción que le sigue.

"Pesa demasiado. El frío es abrumador. Son casi las una de la tarde, de un sábado de agosto. Ojalá el contexto fuese mejor. El lugar es tal como lo imaginé, sencillamente complicado. Observo alrededor, no puedo echar pie atrás. No se por donde comenzar, pero te quiero tanto, que no me detendré. Me siento perdido, pero no desisto. Te llamo, ¿contestarás?. No importa, donde yo se que estarás, estarás.

La gente pasa sin saludarse, pero nada importa. Hace sol, pero hay hielo. Te busco entre la multitud, ¿qué me hace pensar que te encontrare?, pero lo haré. Sigo caminando, calles que no conozco, que no he oído jamás. Recordé viejas imágenes de noche del lugar, difusas entre ojos somnolientos ; recuerdo también mis palabras, y las tuyas, tu imagen y me es suficiente. Mi estupor se esfuma, vaporcito blanco a mi voluntad.

Llego, preso de mi cansancio errante, a una plaza pequeña. Estas ahí, lo sabía. Hablamos largamente, promesas y besos, era justo. Te abrazo, y es todo tan perfecto. Yo he prometido todo, y tu has consentido, pero me siento lejos, alejándome. Fuerzas abruptas me arrancan de tí, y tú no dices nada ; que cruel viento me golpea fuerte, que perversa fuerza me empuja lejos de tí. Y no dices nada, pero me aferro a la esperanza, cuerda suave y resistente. Escalo, casi de rodillas, avanzando contra todo y todos (...) Rozo tu mano, y me la das. Recupero tanto el valor, me levanto y cesa todo. Se confunde todo y no veo. Despierto, en mi cama, Valparaíso. Marca sábado 22 de agosto, es hora de ir."

No hay comentarios: