lunes, 27 de abril de 2009

Romantic End

Hace tiempo, quizá no tanto y por supuesto bajo circunstancias completamente diferentes viajaba cegado por el amor. Era, desde luego, aunque yo no lo vi en su momento, batalla perdida, era esto justamente lo que hacía a la lucha emocionante.

La gente debería vivir y morir soñando. Desde luego no lo hace, por algún motivo, se hacen devotos de lo concreto, breve y fácil; se pierden así aspiraciones y ganas de hacer algo más que respirar en esta vida nuestra.

Lo primero que se me vino a la mente fue cuando subí al bus. No estoy seguro si estaba en ese momento convencido de que efectivamente el asunto tenía remedio. Me deje llevar por mis pasiones(...)la hora en que llegué no me colaboró aquel día. El cielo estaba opaco y el viento soplaba con fuerza. Estaba perdido y desesperado.Comencé a correr, sin saber donde iba(...)la señora me señaló seguir como lo iba haciendo(...)tres veces llamé, tres veces cortaste, todo lo que prometimos, lo que dijimos y sentimos se desvaneció en tres llamadas...más tarde cuando nuestras miradas se cruzaron, arrojaste al suelo mi historia y con ella mi recuerdo. Escribiste con ira el final en mi corazón y me marché.

Los meses siguientes fueron una tortura. En las noches mi alma herida clamaba descansar. Fueron días de un cuestionamiento intenso...¡estuve a punto de abandonar mi forma de ser!, pero, ¿luego quién era yo?(...) de boca en la arena, en una noche de cielo limpio, tres veces pronuncié tu nombre y me propuse olvidarte...y nunca más.

Los ideales deben ser invencibles y jamás se debe despreciar la capacidad de soñar. Los sueños mueven al mundo, hacen que las cosas se hagan o no, que las personas despierten de su pasividad, es una condición tan humana...que pienso que cada vez somos menos humanos.

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