Romance #2

La luz de luna se filtra por las hojas verdes y grises, regadas por la lluvia ausente hace unas horas. Mi aliento se convierte en vapor, mientras intento balbucear palabras con sentido, palabras que permitan explicar lo que pasa por mi mente. Vivo un debacle, un conflicto permanente de sentimientos y emociones, mi interior se transforma constantemente en un centro infinito de poesía y romance. Quizás no lo suficientemente buenos para impactar a la crítica, pero sí lo completamente sinceros para dar paz a mi corazón inspirado.

El frío se hace más intenso a medida que avanzan los minutos. Puedo sentir el aroma especial de la humedad matinal, mientras las primeras aves del día inician sus suaves cantos. Las hojas mojadas de mi cuaderno, contienen sobre ellas, algunos trazos de tus ojos. A su alrededor, la más extensa variedad de palabras. El sabor amargo del café no logra hacerme entrar en contacto con lo más profundo de mi ser, donde yace dormida la inspiración.

¿Cómo es posible entonces que haya luz de luna en plena mañana?. La locura romántica de las leyendas aquellas, repletas de valores medievales, hoy considerados anticuados. No existe regla alguna que prohiba despojar de su sentido natural a las cosas. Me enamoré de mi idea, de la luz blanca y eterna de la musa aquella, sobre esta mañana lluviosa. Las hojas verdes imaginariamente bañadas en su resplandor, mientras las últimas gotas caen al pavimentos, para dirijirse en un delgado riachuelo a perderse junto al mar.

Luego, soy capaz de completar el dibujo. Casi por arte de magia, las palabras van brotando de mis ojos, hasta plasmarse en el cuaderno -Musa eterna, musa de mi amor(...)es nuestro amor y éste es mi corazón(...)momentos únicos y la magia de un romance ideal(...)bajo la luz de luna, nuestra sonata(...)un beso y la eternidad-